viernes, 2 de enero de 2009

Viernes.


Fue así como ambos decidieron mirarse y decirse todo con tan solo una mirada, sabiendo que al otro Viernes volverían a verse. Ellos sabían en que lugar y a que hora podrían verse atravez de una puerta vidreada, si en el trabajo todos los Viernes a las 13.00. La hora del almuerzo, cuando no queda nadie, ella limpiando los pasillos, se detiene detrás de la puerta y lo observa a él escribir en su computadora, hasta que él levanta su mirada y la ve atravez de la puerta, ella se sonroja, pero muy educadamente, agacha su mirada y parte con sus artículos de limpieza hacia la otra oficina donde solo puede oír los dedos de su amado apretando el teclado de su computadora. Esperando que algún día se levante de su silla y fuera a buscarla a ella sin importar el que dirán. Pero no puede pues esta casado. Ella soñando despierta que él va por ella a buscarla, y el soñando despierto que algún día tendrá el valor de decirle cuanto la ama. Pero solo por ahora queda seguir viéndola atravez de su puerta espejada cuando siente que el carrito de la limpieza se acerca y se detiene JUSTO ENFRENTE DE ÉL. Es por eso que ellos jamás faltan a su trabajo todos los Viernes a las 13.oo cuando no ahí nadie cuando las oficinas quedan en silencio mientras estan todos en el almuerzo, ellos deciden que sus miradas se crucen una y otra vez para confesarse su amor en silencio.


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