viernes, 2 de enero de 2009

Esta tristeza no es mia


Confieso que no es mía esta tristeza que acarreo. La cogí una tarde de lo alto de una estantería, en el supermercado del barrio.

Estaba de oferta,
no pude resistirme la probé, me quedaba perfecta pero no la pagué, la guardé en el bolsillo de mi abrigo de cuadros y desde entonces va conmigo a todas partes.

Nadie nota
que no me pertenece, me gusta pasearla orgullosa por las fiestas, llevarla al cine, a cenar con amigos.

Y sonreír como lo hacen las auténticas ladronas de tristezas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario