martes, 6 de enero de 2009

Chiquita.



A los diez años la vida es un cuento previsible, los malos son feos, infelices y terminan mal; los buenos son lindos, felices y comen perdices. También es un juego donde los hijos son muñecos o peluches, una juega a la mamá, al ama de casa…Que distinto cuando vemos que la vida no se ajusta a ese juego infantil…No, la vida es otra cosa, la diferencia entre malos y buenos es más sutil que una cara bonita y un final feliz, la verdadera lucha entre el bien y el mal ocurre cada día en nuestro interior.
Uno crece y el juego se vuelve más serio; hay…quien pudiera vivir cantando como un chico, hay...quien pudiera eternizar el juego, vivir por siempre en un cuento de hadas; hay…quien pudiera ser por siempre chiquitita.

Mi chiquita, es lo único puro que me queda. Mi vida es mi chiquita.
Yo traicione a esa chiquita que fui, ya no queda de ella ni su inocencia, ni su valentía, sus sueños, ni la esperanza de algún día encontrar a su amor.
Yo ya no puedo volver a esa chiquita que fui…no me queda otra que ser esto que soy.

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