Crepúsculo...
Enfadados, nos miramos el uno al otro, hasta que al final rompí el silencio intentando concentrarme. Corría el peligro de que su rostro, hermoso y lívido, me distrajera. Era como intentar apartar la vista de un ángel destuctor.
- ¿Por qué te molestaste en salvarme? - pregunté con toda la frialdad que pude.
Se hizo una pausa y durante un breve momento su rostro bellísimo fue inesperadamente vulnerable.
-No lo sé - susurró.
Entonces me dio la espalda y se marchó.
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